M. Ignatieff en El Mundo:
P. Ha usado la palabra basura. R. Yo soy ya un señor viejo. Me acuerdo de Harvard, en 1969. Todo el mundo era marxista y leía los Manuscritos de Marx. Yo también, me alegro de haberlo hecho. Luego la gente se hizo post marxista. Luego llegaron Derrida, el estructuralismo, el post estructuralismo... La vida académica tiende a parecerse a la industria de la moda. A veces la falda se lleva por la rodilla, a veces por encima, a veces por los tobillos... El problema es que las modas no son inocentes, también son una forma de poder. Los mismos autores que peleaban por ser los más estructuralistas y los primeros estructuralistas pelearon después por ser los que más despreciaban a los estructuralistas. Las modas se convierten en relaciones coercitivas, luchas por la supremacía. Ahora estamos en la era de los estudios post coloniales y la competición es por ver quién condena con más énfasis a los imperios y la discriminación sexual y racial. Mi esperanza es que la moda y la ideología tienden a chocar contra la evidencia. Siempre son el rigor científico y la actitud crítica honesta las que nos curan siempre de esta enfermedad. Pero si las ciencias sociales se perciben como ideología o como moda, ¿cómo haremos para atraer a los alumnos?
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