23 de enero de 2020

Heidegger, El País

En 1976, noticia de Efe, se podía encontrar un párrafo tan piadoso como el siguiente:
 La vida pública del filósofo resultó gravemente alterada con la irrupción del nazismo. Heidegger tuvo alguna complacencia hacia el régimen de Hitler, cuyo orden externo elogió en los meses iniciales del III Reich. Desconcertado por la evolución posterior del sistema y por la guerra, saldría de la Universidad en 1945, separado de sus funciones.
Alterada. Alguna complacencia. Orden externo. Desconcertado.

Por su parte, Julián Marías, en el mismo lugar y día, en un recordatorio generoso con el genial maestro anota:
Había de tropezar ingenuamente con el nacional-socialismo -el ingenuo Heidegger, que no vivía en este mundo, aunque fuese el padre de la expresión in-der-Welt-sein-, y el nacionalsocialismo tropezó brutalmente con él. Los envidiosos, los resentidos, lo aprovecharon largos años para no perdonarle su genialidad.
Pero no puede obviar su carácter innombrable, Heidegger: una "palabra sucia", en la universidad alemana de los 70. Alemania andaba en otras cosas.

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