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13 de noviembre de 2010
... y de repente el paseante...
... vio de lejos las ruinas de una casa a la que se habían enredado unos olivos. Puso la imagen una nota romántica a este sol sombrío de noviembre.
Por la tarde: Pues no, no se trataba de las ruinas de una casa y olivos enredados. Proyecté mi propia ruina romantizada sobre lo que no es más que una excrecencia rocosa (curiosa formación, eso sí) en lo alto del cerro. Y tampoco son olivos, sino arbustos de cuyo nombre no me acuerdo. ¿A qué me quiere recordar esto, esta confusión o ilusión en lo visto?
Buen testigo de cargo serías tú/yo...

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