La estela del avión rasga con una incisión perfecta la ancha banda de nubes en el cielo azulísimo (sábado, 13 de nov., por la mañana). No se atrevieron con las nubes más bellas que yo haya visto jamás, en el cielo de Sevilla, muy por encima del paisaje anodino que le habían puesto a la autovía---
Son los convalecientes de amores, cavernas y engaños los que mejor valoran este mundo presente (hasta ahora conocido como el único). Porque caen, y porque desde abajo no alcanzan a ver otra cosa que esta rotunda y azul (¿marina?) transparencia del aire, que sólo mejoran el blanco y el silencio---
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