En esta villa nocturna el destino se decide en tres palabras. Dos de ellas equidistan porque los residentes son masivamente partidarios del justo medio. La tercera es un comodín y se pronuncia al alba. El lugar no aparece en los mapas, solo se conoce -viejos recortes de prensa, anónimos- que hay una montaña y una línea costera limitando el espacio urbano. La población no es excesiva y está mayormente compuesta de enfermos desterrados del continente cercano.
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