Eso es lo que parece estar en juego en esta guerra por el relato y por la opinión pública: la legitimación del modelo nacionalpopulista en el mundo entero o el repunte de las democracias y del cosmopolitismo liberal. Y aquí no hay ficciones descabelladas o realismos ofensivos que valgan. La guerra, ese mal casi olvidado del siglo XX, lo ha vuelto a recordar: el nacionalismo es el peligro real, y sus ficciones, lo que debemos enfrentar. (C. Granés, en El País)
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