Ibrahim asegura que en ningún momento el integrista intentó huir corriendo. “En la playa había muchos tunecinos, por lo menos treinta. Lo insultaban, le decían que les disparase a ellos. Y él se quedó mirándoles un rato y sonriendo, con el Kaláshnikov en una mano. La gente empezó a perseguirle y a tirarle piedras y otros objetos. Pero ninguna piedra le alcanzó”. (El País)
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
27 de junio de 2015
Hemerotecas
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