13 de noviembre de 2010

El poeta

Quien se arranca el corazón del pecho en la
noche, quiere alcanzar la rosa.
Suya es su hoja y su espina,
a él le deposita la luz en el plato,
a él le llena los vasos de aliento,
a él le susurran las sombras del amor.

Quien se arranca el corazón del pecho hacia la
noche y lo lanza a lo alto,
ése no yerra el blanco,
ése lapida la piedra,
a él le suena la sangre del reloj,
a él le quita su hora con un golpe el tiempo de
la mano:
él puede jugar con pelotas más bellas
y hablar de ti y de mí.

Paul Celan, Amapola y memoria, Hiperión, versión de Jesús Munárriz.

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