7 de noviembre de 2010

Apercepción

El lenguaje está para ser usado, no para ponerlo a él, y ponerte a ti, delante del espejo. De tal manera que, prosiguiendo el absurdo, no hay palabra que se diga o que se escuche que no vaya acompañada de su sombra o de su reflejo. Y esto no puede seguir así y lo sabes... así que aligera lo que dices y lo que oyes. Para lo cual se puede empezar aligerando el pensamiento... y darles alas verdes a las cosas y querer la libertad de los papagayos (vid. Wallace Stevens, "Sunday Morning"). En ese momento, cuando más pobre y más libre, es cuando eres feliz y sin prédica, y el mundo va contigo un rato. El mundo: éste, el único, a trechos minúsculo y otros grandioso.

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